Últimamente
nos hemos entretenido leyendo diversas guías para la correcta
elaboración de pruebas e informes psicosociales, redactadas por colegios
de psicólogos en colaboración con distintas comunidades autónomas.
Es curioso que en todas ellas hacen recomendaciones básicas como las
siguientes, entre otras, encaminadas a determinar la modalidad de guarda
y custodia más adecuada:
- Estudio detallado del entorno familiar, tanto paterno como materno, que rodean al menor.
- Observación del entorno físico en que se va a desenvolver el menor.
- Estudio en profundidad de la dinámica familiar anterior al divorcio, separación o modificación de medidas, prestando especial atención al rol representado por cada progenitor.
- Estudio en profundidad del perfil psicológico de cada progenitor con el fin de detectar posibles trastornos o desviaciones.
- Asimismo y dado que, como bien sabemos, se trataría de divorcios contenciosos, se recomienda estudiar el grado de conflictividad preexistente entre las partes dada la inviabilidad de la custodia compartida en la práctica en casos de conflicto grave.
Ahora
vamos a describir la realidad de lo que está aconteciendo en los
gabinetes psicosociales de los juzgados, cada vez con más frecuencia.
* Con suerte realizarán algún test. Normalmente el CUIDA: test
fácilmente manipulable, insuficiente y que no es capaz de detectar un
sinfín de trastornos psicológicos de relevancia y que sólo sirve para
"cubrir el expediente". Su utilidad a estos efectos es prácticamente
nula y los parámetros que mide claramente insuficientes. Aunque últimamente ya
nos hemos encontrado casos en que no se ha realizado ningún test para
estudiar el perfil psicológico de los progenitores, adecuado o no.
* Con suerte la entrevista será imparcial y se dedicará a la misma el tiempo necesario. Aunque últimamente no
suele cumplirse ni la primera premisa ni la segunda. El tipo de
entrevista más generalizado actualmente es el siguiente: antes de
indagar en las circunstancias del caso, se parte de la premisa (acertada
o no) de que la custodia compartida es la situación óptima para el
menor, para a continuación, en lugar de tratar de profundizar en la
dinámica familiar preexistente, presionar a la madre para que acepte
dicha premisa, sin dejarle exponer sus argumentos y reflejando en el
informe connotaciones negativas acerca de la madre ante la menor señal
de disconformidad.
* ¡Con suerte habrá presente un psicólogo! Aunque últimamente ya
nos han llegado casos en que ni siquiera había un psicólogo presente,
dejando la prueba en manos de un trabajador social. Con todo el respeto
por la labor de los trabajadores sociales, no cuentan con los
conocimientos suficientes para llevar a cabo la prueba por sí mismos sin
el apoyo de un profesional de la psicología y preferentemente
especializado en psicología infantil.
Ahora pasemos a releer de nuevo las recomendaciones anteriormente
señaladas y elaboradas por los propios profesionales de la psicología. Y
no podemos por menos de preguntarnos por qué, cada vez con más
frecuencia, están dejando de respetarse todas y cada una de ellas.
Ante esta situación tan grave, ¿qué se puede hacer?
Nos
han advertido que aunque se hayan vulnerado de forma escandalosa los
derechos del menor en la prueba psicosocial y se haya pisoteado su
futuro bienestar, no va a servir absolutamente de nada presentar una
queja ante el colegio de psicólogos. La comisión correspondiente va a
desestimar automáticamente todas y cada una de las quejas presentadas
por las madres de los menores perjudicados, sean cuales sean sus pruebas
o argumentos. Y como ejemplos concretos podemos referirnos a los
colegios de psicólogos de Madrid o Comunidad Valenciana.
También nos hemos planteado la posibilidad de reunirnos con los
colegios profesionales para indagar sobre qué es lo que está sucediendo
y, personas pertenecientes a los propios colegios y que aún tienen un
mínimo de respeto por el bienestar del menor, nos han advertido de que
el nivel de podredumbre es tal que sería una pérdida de tiempo.
Literalmente nos han dicho: "no esperéis sacar nada de esas reuniones
porque negarán hasta la máxima evidencia".
Y lo que es más grave: la formación que se está impartiendo a los
profesionales que en el futuro llevarán a cabo estas pruebas, tiene una
parte importante de su contenido basada íntegramente en la filosofía del
"síndrome de alineación parental", en virtud del cuál se fomenta la
idea preconcebida de que todas las madres son "alienadoras,
obstaculizadoras, manipuladoras, etc etc" y por tanto una influencia
negativa para los menores de la que deben ser apartados.
Nos preguntamos: ¿cómo después de recibir semejante formación, van a
acometer las pruebas con la debida imparcialidad y profesionalidad?
Los
gabinetes están siendo invadidos progresivamente por
"pseudoprofesionales" formados desde la ideología patriarcal del falso
síndrome de alineación parental, herramienta básica de maltratadores y
pederastas para arrebatar la custodia a las madres.
Nos hemos encontrado con miembros de gabinetes psicosociales que
trataban de hacer su trabajo de forma objetiva y profesional y que han
sido relevados del cargo para ser sustituidos por personal de este nuevo
"corte ideológico".
Aquellos profesionales de la psicología que nos han contactado para
contarnos lo que está sucediendo, escandalizados por tanta mala praxis y
falta de profesionalidad, también nos han advertido de que aquellos
profesionales que no han sucumbido a esta ideología patriarcal,
generalmente miran para otro lado por miedo a posibles represalias o
consecuencias negativas a la hora de ejercer la profesión.
Afortunadamente todavía quedan buenos profesionales para los que el
objetivo primordial es determinar en primer lugar la situación más
beneficiosa para el menor; y que parten de la idea de que, como norma
general y con raras excepciones, las madres buscan siempre el bienestar y
la felicidad de sus hijos e hijas. Pero tristemente cada vez quedan
menos.
Los menores se merecen toda la profesionalidad, dedicación y
objetividad que requiera su caso. Tanto tiempo como sea necesario.
Tantas pruebas como sean necesarias. Y todo ello partiendo de la
objetividad debida con el fin de determinar, sin ningún tipo de
prejuicio previo, el modo de custodia que mejor va a velar por su
bienestar psicosocial.
Una sola denuncia de mala praxis profesional suele ser ignorada.
Muchas denuncias evidencian un problema. No podemos callarnos ante lo
que está sucediendo.
Asociación Custodia en Positivo